La máquina de Turing, precursora de los ordenadores, supuso una revolución en la forma de concebir la inteligencia humana como un proceso que se podía reproducir por métodos matemáticos. Esta idea aparentemente "irracional" impulsó, sin embargo un inmenso conjunto de desarrollos lógico-matemáticos que impulsaron la informática y la inteligencia artificial.
Este prodigioso matemático tuvo que soportar el acoso de una sociedad que no toleraba su homosexualidad, a pesar de lo cual sirvió a su país con resultados muy notables (fue capaz de descifrar la máquina "enigma" utilizada por los alemanes en la segunda guerra mundial).
La capacidad de imaginar, de soñar, de saltarse las leyes de la lógica puede que sea el último reducto de la inteligencia humana. Ahora que se discute sobre el papel de la tecnología reemplazando el trabajo de los humanos, tendremos que volver a estudiar el caso de Turing y el de otros que, como él, trasgediendo los límites definidos, se atrevieron a concebir una manera de hacer las cosas que lograra resultados extraordinarios.
En azgo">azgo Evolutivo apostamos por enriquecer cualquier puesto de trabajo con competencias que saquen a los empleados de la rutina diaria, que les motiven a afrontar retos y les estimulen a un aprendizaje continuo, de esta manera obtendrán el mayor provecho posible de los errores cometidos, sólo así el trabajo se hace humano.
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