Acércate a ellos en la medida de tus posibilidades. Conoce sus problemas, dificultades e inquietudes de primera mano y ponte en su lugar sin juzgar lo que te cuenten, hasta que estés en condiciones de analizarlo tranquilamente o en compañía de tu equipo. Háblales de forma tranquila y sincera pero habla de lo que dominas, lo que necesitan saber y lo que les puede hacer estar mejor en el trabajo. Las falsas promesas restan muchos puntos de azgo, son un mal negocio. Puedes establecer encuentros informales ocasionales como desayunos de trabajo (aunque sea una vez al mes) y reuniones para intercambio de ideas y sugerencias. Las actividades extralaborales son otra forma de provocar este acercamiento tan beneficioso para el azgo pero debes ser capaz de guardar las distancias, se trata de una forma de aproximación pero evitando el «colegueo».